jueves, 16 de septiembre de 2010

CAPITULO II

El hizo como si se despertara, se levanto de sus pieles y se desperezo, tan solo sintió un,
–buenos días mi señor que tal ha dormido
Esa voz provenía de su esclava,
-buenos días saco de huesos, yo bien y tu como has dormido
-muy bien mi señor gracias por lo que hizo anoche
El guerrero miro a los ojos de la esclava, quizás no estaba dormida cuando se marcho quizás intuyo algo,
-que hice anoche esclava respondió el guerrero, mirando con cara de no recordar a su esclava. Mi señor la crema que me dio ahora estoy mucho mejor de eso.
El guerrero miro a la esclava y sonrío a si muéstramelo, diciendo esto el guerrero se levanto de sus pieles, y se dirigió a abrir la cadena de su esclava, una vez hecho esto miro a la esclava y le dijo ahora si muéstramelo.
La esclava se ruborizo un poco y bajo sus pantalones de seda, el guerrero se puso en cuclillas y reviso el sexo de su esclava, efectivamente como el había proveído estaba mucho mejor. Pero aun quedaba un poco de inflamación así que se dirigió hacia el baúl y volvió a coger la crema, estate quieta sacos de hueso le dijo, y procedió a extender la crema, dándole un ligero cachete en el muslo le dijo:
-Te he dicho que te estés quieta.
-Lo siento mi señor pero el frío de la crema acelero mis ganas de orinar le pido permiso para hacerlo por favor señor.
-El guerrero miro a la esclava y le digo hazlo y cuando vuelvas trae agua del río para lavarme esclava.
La esclava subió rápido el pantalón y salio corriendo de la tienda, al cabo de 15 minutos volvió toda roja y preocupada, el guerrero la miro y sonriendo le digo que sucede esclava.
Mi señor los hombres del campamento me han mirado mal y me han dicho muchas cosas malas
El guerrero reía de buena gana jajajajajajaja, pues claro no es normal ver a una mujer casi desnuda por el campamento.
La esclava se dio cuenta de que no se había dado cuenta de que había salido con el traje semitransparente, lo siento mi señor quizás fue un fallo mío, no pasa nada esclava vierte el agua en la jofaina, y así lo hizo ella, el guerrero lavo su cara y el pecho.
-esclava lávate.
La esclava no lo dudo y lavo su cara y pechos pero cuando iba a limpiar su sexo el guerrero le digo:
- tienes la crema hoy pasaras así.
-si mi señor.
El guerrero se dirigió al baúl y saco una especie de traje largó de una sola pieza ricamente decorado y le digo póntelo, encima de ese traje y sal a buscar el desayuno.
La esclava así lo hizo y regreso con un cuenco grande leche aun tibia puesto que estaba recién ordenada.
- mi señor su desayuno.
- el guerrero la miro y cogiendo otro cuenco mas pequeño vertió parte de la leche en el, sacos de huesos tómatelo.
- la esclava miro a su señor con ojos brillantes.
Leche pensó yo no tenia derecho a beberla con mi anterior dueño, y poniéndose de rodillas ante el procedió a desayunar junto a su señor,
Estaban acabando cuando llego el hombre del carro, puedo empezar a desmotar la tienda, hazlo y rápido.
La esclava procedió a lavar los cuencos en el río, mientras el hombre desmontaba la tienda y el guerrero procedía a ensillar el caballo. Cuando regresaba la esclava del río vio a su señor hablar con el hombre, ya estaba la tienda desmontada y todo dispuesto en el carro, saco de huesos hoy iras en el carro.
- La esclava miro a su señor con tristeza pero no dijo nada y subió al carro.
Comenzaba una nueva jornada y tan solo quedaba 4 jornadas para llegar al campo de batalla.
La caravana comenzó a moverse lentamente el guerrero iba en mitad de la caravana y los carros al final la esclava buscaba siempre con la vista al guerrero, pero este nunca miraba para atrás.
El guerrero tenía sus propios pensamientos:
- había matado a dos hombre por una esclava, por algo que solo estaba hay para servirles y aun no comprendía el porque, además tendría que darle un nombre a la esclava no seria siempre saco de huesos y quizás la entrenara como vio una esclavas en su juventud allá por la grandes estepas esa gente las llamaba kajiras.
Estaba absorto en sus pensamientos y tampoco sabia nada de ella y de donde venia, con esos pensamientos fue transcurriendo el día, y ya se veía la zona de acampada y por fin llegaron, el guerrero eligió la zona y espero al carro.
El hombre de carro llego y con el su esclava no la había visto en todo el día.
Esta vez no hizo falta tirar de su cadena puesto que ella salto rápidamente a los pies del guerrero.
-Mi señor musito la esclava.
-El guerrero miro a la esclava y al hombre.
Tú monta la tienda y tu esclava busca la leña y el follaje para el caballo.
Los dos salieron prestos para hacer las tareas encomendadas.
El guerrero fue mientras tanto a da de beber a su caballo y a buscar algo para cenar esta noche tocaría pescado, cuando regreso del río, con el caballo y 4 truchas recién pescadas y limpias.
Todo estaba listo la tienda montada y su esclava le esperaba dentro.
El guerrero se adentro en la tienda y vio a la esclava dentro.
-mi señor musito la esclava.
El guerrero miro la tienda algo había cambiado, todo estaba igual pero había fuego dentro.
El hacia mucho que no se preocupaba de encender fuego dentro de la tienda tan solo la tenía para dormir.
-miro a la esclava, y dándole las truchas le dijo prepáralas.
-si mi señor.
La esclava procedió a insertar cada una de las truchas en unos palos para cocinarlas en la hoguera, el guerrero se quedo mirándola y pensado cual seria su historia, de donde venia,
Tendría que indagar mas sobre su nueva esclava, estaba en sus pensamientos cuando sintió una voz.
-mi señor.
El guerrero miro a la esclava y estaba contesto la cena esta lista, miro hacia la mesa esta primorosamente decorada incluso había sacado unos platos finamente decorados y que le regalo un hombre importante de los grandes desiertos del sur, por salvar a una de sus hijas en un ataque, pensó que tendría que castigar a su esclava puesto que se había atrevido a registrar sus cosas.
Se acerco a la mesa y procedió a cenar, miro a la esclava que estaba de rodillas a su lado y le digo
–saco de huesos siéntate enfrene de mi y ponte a cenar.
La esclava miro al guerrero y se le ilumino la cara sonrió y procedió a sentarse, cenaron tranquilamente.
La esclava miraba a su señor de reojo también ella sentía curiosidad de donde venia quien era su nuevo dueño, no era como los demás siempre había sido tratada de una forma no muy correcta y el sin embargo el la había tratado con respeto dentro de lo que cave para una esclava. Acabaron de cenar y la esclava procedió a retirar la cena y tirar los desperdicios, el señor miro a su esclava y sintió un deseo hacia ella, miro su pequeño culo y sus turgentes pechos que se clareaban a través de la ropa, ella se sintió observada pero tampoco podía hacer nada para evitarlo y también tenia deseo de darle las gracias por como se había desarrollado las cosas hasta ahora y quizás sin darse cuenta sus movimientos se volvieron mas sensuales.
El guerrero estaba fumando tumbado en sus pieles mirando a su esclava, ella cuando acabo procedió a ponerse de rodillas ante el:
-Mi señor, todo esta recogido desea algo más
- el guerrero miro a la esclava y le digo ponte de pie y baja esos pantalones quiero revisar tu sexo otra vez.
La esclava se ruborizo y procedió a bajar los pantalones y a colocar sus brazos detrás de sus nuca, el guerrero procedió a revisar la hinchazón del sexo de su esclava, como el había prevenido estaba completamente restablecido y el se sentía con ganas de jugar.
Así que procedió a pasar su rugoso dedo entre los labios del sexo de su esclava, con paciencia sin prisa mientras fumaba su pipa.
La esclava sintió unos cosquilleos y le gustaba, movía sus caderas en busca de esos dedos que le acariciaban, el guerrero sonrió y dándole un azote en el culo de la esclava le digo:
–estate quieta
La esclava obedeció la orden y se quedo quieta paro comenzó a morderse el labio inferior intentado aguantar sus gemidos, el guerrero la miro y digo:
La hinchazón ha bajado parece que todo esta bien.
Y procedió a quitar sus dedos lentamente de los labios de la esclava y se dio cuenta que esta con movimientos de caderas los seguía.
El guerrero miro la cara de su esclava, y mas concretamente a sus ojos eran ojos suplicantes quería algo más.
¿Deseas que continuara esclava?
Por favor mi señor.
El guerrero subió sus manos hasta la camisa de la esclava y comenzó a desabrochar cada uno de los botones hasta dejar los pechos de la esclava a la vista.
El seguía mirando la cara de la esclava para notar cada movimiento de los músculos de su cara que denotara placer dolor o cualquier cosa.
Mientras que con los dedos de una mano acariciaba los labios vaginales de la esclava con la otra acariciaba sus pezones para ponerlos duros y turgentes, la esclava mordía su labio inferior ahogando cada gemido que de su interior salía.
El sentía la humedad en sus dedos y sin previo aviso comenzó a meter un dedo en su interior, mientras pellizcaba uno de sus pezones,
-aaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhh.
Salio de la boca de la esclava sin poder contenerlo.
El guerrero miro a la cara de la esclava y sacando los dedos de su interior le espeto:
Haber que sabes hacer saco de huesos.
La esclava se retiro y se desnudo por completo delante del guerrero, su sexo brillaba por los flujos y a la luz de las velas encendidas se le veía un bonito cuerpo aunque aun este un poco delgada pensó el guerrero, lentamente la esclava se acerco a 4 patas con gesto felino hacia el guerrero y parando un momento le digo:
Mi señor puede sentarse en sus pieles por favor
El guerrero miro la cara de la esclava y así lo hizo, esta continuo aproximándose a 4 patas hasta la altura de sus pies y comenzó a lamer su pie derecho mientras que con sus manos desabrochaba cada una de las correas de la bota hasta que con un gesto calculado levanto el pie y quito la bota dejando el pie desnudo del guerrero el cual lamió y beso para dirigirse hacia el pie izquierdo en el cual hizo el mismo procedimiento.
Una vez descalzo las manos de la esclava subió por las piernas de guerrero, hasta llegar a la correa que sujetaba el pantalón y acercando su boca la desabrocho y abriendo el pantalón miro el sexo del guerrero que comenzaba a despertar y un fuerte olor a hombre salía de el:
Eso le excito aun más pero continuo hacia arriba para tocar el bluson y los pectorales de su señor y lentamente fue quitando los cordeles que tenia
Mi señor esta esclava le pide que levante los brazos por favor
El la miro y con una pequeña sonrisa así lo hizo.
La esclava procedió a quitar el bluson del caballero y cuando tuvo su torso desnudo procedió a besar cada parte de el y a impregnarse de su olor hasta llegar de nuevo hasta el pantalón que ahora si procedió a quitar dejando el sexo del caballero al aire.
La esclava lo miro con deseo y mirando al guerrero este cojio la cabeza de la esclava y fue aproximando su boca hacia su miembro.
La esclava se impregno del olor del sexo de su señor y procedió a lamerlo con fuerzas y ganas y sentía que a cada lametón el sexo crecía cada vez más.
Cuando el guerrero considero oportuno:
Abre la boca esclava
Esta así lo hizo y el guerrero introdujo su miembro en la boca de la esclava, esta procedió a chuparlo y a acariciarlo con su lengua.
El caballero acaricio el rubio cabello de su esclava y tiro un poco hacia atrás de el, sin gestos bruscos, su esclava intuyo lo que deseaba y levantado la vista miro la cara de su señor.
Ella veía la cara de placer de su señor y esto le hacia jugar con el miembro dentro de su boca con mas ganas, dentro y fuera de su boca hacia arriba y hacia abajo el guerrero sentía la boca de su esclava y esto lo llenaba de placer.
Hasta que de pronto sintió un placer mayor y tirando del cabello de su esclava saco su miembro de la boca, ella supo o que sucedía al momento si continuaba el preciado líquido de su señor acabaría en su boca y este no lo deseaba así.
A si que puniendo una mano suave en el fuerte y ancho pectoral de su señor aplico una ligera presión.
El guerrero comprendió lo que su esclava deseaba y concedió a bien hacerlo tumbándose en las pieles, una vez que la esclava tenía a su señor tumbado procedió a pasar sus manos por su pecho hasta poner su sexo a la altura de su miembro, y musitar en su oído:
Mi señor permite que le de todo el placer que se y pueda darle, estas palabras hizo que el miembro del guerrero se estirara a un mas.
La esclava procedió a introducírselo en su interior, ella sentía como el miembro de su amo se abría paso en tu interior, la ultima tortura de su anterior dueño hacia que su vagina estuviera inflamada pero gracias a la cura y al juego anterior de su señor no sentía dolor y si mucho placer.
Este placer lo transmitía al miembro de su señor y por consiguiente a el, el guerrero miraba la rubia melena de su esclava moverse y sus gracioso pechos subir y bajar al ritmo que esta marcaba sobre su miembro.
Levanto las manos y cogio los pechos de la esclava y alterno las caricias en su pezones con pequeños pellizcos mirando la cara de la esclava, esta se mordía el labio inferior pero no paraba de moverse.
El guerrero sentía cadávez más placer y cogiendo la cabeza de su esclava y ha aproximando su boca al oído de ella le digo:
Quieres recibir el tesoro de tu señor esclava.
Esta le miro y tan solo pudo decir siiiiiiiii mi señor esta esclava se lo suplica
Y acogiéndole por la cintura la levanto a pulso con sus brazos y sacando su miembro de ella la puso a cuatro patas sobre las pieles, la penetro profundamente y sin compasión y agarrando fuertemente su cintura:
Así mi señor soy suya- mormuro la esclava.
Continuo penetrándola con fuerza era suya se decía tan solo necesita coger un poco de peso pero es toda una belleza, quito sus manos de las caderas de la esclava y le propino dos azotes para después apretar pechos de la esclava y de pronto como un rayo procedió a entrar desde su cabeza recorriendo todo su cuerpo para salir por la punta de su miembro en el interior de su esclava.
Este rayo como por arte de magia el rayo continuo por el cuerpo de la esclava hasta salir por su boca.
Así mi señor no puedo mas y dicho esto se derrumbo sobre las pieles con el cuerpo de su señor encima de ella, poco a poco el sueño comenzó a apropiarse de los dos cuerpos hasta quedarse dormidos.
El guerrero sintió moverse algo bajo el y se despertó vio como la esclava se deslizaba hasta sus pieles:
Donde vas saco de huesos ven aquí y turbante junto a mi, ella procedió a acostarse al lado de su señor, este procedió a abrazarla y a acariciar su melena rubia mientras sentía que la esclava se dormía tan solo pensaba en una cosa que nombre le pondré a esta esclava que cada día me llena mas el corazón y poco a poco el sueño se apropio de el otra vez.

domingo, 16 de mayo de 2010

CAPITULO I

El sol apretaba ese día la caravana avanzaba lentamente por el camino. Eran ya tres días lo que llevaban cabalgando hacia la batalla; y sabia que le quedaría unos días mas. Lo habían contratado para luchar; no le importaba la causa, justa o injusta. Desde muy joven había aprendido a sobrevivir, pronto comprendió que lo mejor era aprender el uso de las armas; y así lo hizo.
Estaba en esos pensamientos, cuando a lo lejos diviso una aldea. No le importaba el nombre de la aldea, había pasado por miles a lo largo de su vida; para el todas eran iguales una taberna un mercado y aldeanos tímidos. Palmeo a su caballo en el cuello; a él no le gustaba demasiado la gente, se había criado en la batalla. Sabia que en ella él y su caballo tenían que ser solo uno.
Poco a poco se fueron adentrando, encontró aldeanos que los miraban con curiosidad pero que no se acercaban a la caravana. Aunque los niños quizás por su juventud se acercaban mas para poder tocar a los guerreros.
De pronto su caballo se detuvo, se dio cuenta que había una muchacha harapienta a los pies del mismo. Miró a la muchacha rubia con los ojos claros; no estaba mal. Con unos 18 años; pero muy escuálida, seguramente abría pasado hambre. Estaba en estos pensamientos cuando vio que un hombre la cogía por el brazo y tirando de ella le decía.
– ¡Perra estupida! Te voy a arrancar la piel a tiras por lo que has hecho.

Ella miró a los ojos del guerrero; pidiendo algo. Éste no sabiendo bien por que descabalgó del caballo, y cogiendo el brazo en alto del hombre con el látigo le preguntó:

– ¿Cuántos quieres?

El hombre se giró hecho una furia; pero cuando vio los ojos fríos del guerrero tan solo supo decir:

- ¿Qué me ofreces por esta perra?

- Cinco monedas de oro, ni una más.

El hombre a oír el tono de voz pensó cinco monedas o la muerte.

- Cinco monedas están bien.

El guerrero metió la mano en su bolsa y saco las monedas.

- ¡Toma!

Dijo mientras le lanzaba las monedas.

El hombre agarró la cadena que colgaba del collar de la chica y se la dio al caballero. La muchacha centró su mirada en el guerrero como dándole las gracias, y se puso de rodillas ante él.
Normalmente a las esclavas se las hacia caminar detrás del caballo de su señor, pero el caballero miro a la escuálida chica y pensó que si lo hacia así moriría sin remedio. Así que la hizo subir a la grupa del caballo; y para asegurarse de que nada le hiciese ató las manos de la chica a su espalda.
Subiendo a su caballo se volvió a unir a la caravana, sentía los murmullos de los demás guerreros:

- Has hecho un mal negocio. Le dijo uno.

- Es un saco de huesos no durara nada.

El hombre miró a su compañero de armas y no le contestó, tan solo apretó el paso de su caballo.

Aún quedaban cuatro horas para llegar al sitio donde esa noche acamparían, y el guerrero comenzó a divagar. Había tenido muchas esclavas a lo largo de su vida, ¿Por qué había comprado ese saco de huesos? Sería muy difícil de vender o que alguno de sus compañeros se fijaran en ella. Estaba en esos pensamientos cuando sintió que algo le quemaba la espalda, se dio cuenta que era la mejilla de la esclava que se había dormido. Continuó el camino lleno de polvo y calor hasta que por fin llegaron al lugar donde se pondría el campamento.

Llegó a un lugar que le gustaba y espero al carro que le traería su tienda. Mientras esperaba bajó a la esclava del caballo y la coloco de rodillas a su lado. Cuando llegó el carro se acercó al hombre y a cambio de una moneda de oro le pidió que montase la tienda y vigilase a la esclava; mientras el abrevaría al caballo. El hombre no puso ninguna objeción y comenzó a montar la tienda, la esclava estaba de rodillas tal y como la dejó con la mirada baja y sin atender a nada. El caballero llegó de abrevar al caballo justo cuando el hombre acaba de montar la tienda, le dio las gracias y el hombre se retiro.
Miró su tienda; hacia años que la tenía y recordó cuando la consiguió. Fue en una de sus primeras batallas en su juventud; contra unos pueblos venidos del sur bajitos morenos y que rezaban de una forma muy rara arrodillándose y postrándose ante su dios. Pensó que jamás se arrodillaría ante nadie ni siquiera ante dios si es que existía cosa; algo que dudaba después de ver tantos campos de batalla y tantas atrocidades.
Llevó al caballo a la zona de cuadra a un lado de la tienda; el hombre ya había dejado hierba fresca para el caballo. Lo dejo reposando de la larga caminata. Fue entonces cuando por fin se fijo en la esclava.

La cogió de la cadena y tirando de ella hacia arriba la puso en pie. La introdujo en la tienda y la dejo en un rincón. La miró y le dijo:

- Si intentas escapar o hacerme algún mal te degollaré, y dejaré tu cuerpo para las alimañas.

Y diciendo esto desató las muñecas de la esclava. Ésta al verse libre de sus ataduras comenzó a frotar tus muñecas y una vez, aligerado su dolor. Procedió a ponerse de rodillas y besar los pies del guerrero mientras murmuraba:

- Gracias mi señor, gracias por salvarme la vida y quitarme de las manos de ese hombre. Nunca le haré ningún mal puesto que le debo la vida.

El guerrero miró a la esclava, cuantas veces había escuchado esas mismas palabras. Ya había matado a dos esclavas que decían lo mismo, así que no la creyó. La miró y soltó:

- Bien aquel es tu rincón y esa es tu piel ahora no me molestes.


La esclava se retiro a su piel y se puso de rodillas esperando ser requerida. El caballero salió de la tienda y al poco tiempo llego con un vaso de vino y una pollo asado en la mano. Se sentó en las pieles y comenzó a comer. Posó su vista en la esclava y le dijo con voz fuerte y segura:

- Ven aquí.

Ella tembló un poco, no sabía lo que sucedería; y recordó viviendas anteriores. Había sido violada muchas veces humillada y vejada desde muy joven; eso hizo que un escalofrío recorriera su piel. Pero se acercó al caballero sumisamente.
Cuando la tuvo cerca, el caballero le ofreció la mitad del pollo y otro vaso de vino:

- Come saco de huesos.

Ella no se lo pensó dos veces y comenzó a comer. Hacía dos días que no comía nada, y su anterior amo no le daba de comer nada más que las sobras que disputaba a los perros. Así que para ella el medio pollo era todo un manjar. Comió rápidamente y con avidez. El guerrero la miraba mientras comía lentamente; saboreando la comida. En su profesión podía ser la última. La esclava acabó pronto de comer y mirando al caballero dijo:

- Gracias mi señor por la comida.

Y esperó de rodillas a que él acabase de comer. Una vez el guerrero hubo dado cuenta del pollo, la esclava pidió permiso:

- ¿Mi señor puedo retirar los restos?

- Retíralos saco de huesos.

La esclava cogió todos los huesos y desperdicios del pollo y los sacó de la tienda. Mientras el guerrero se fijó por primera vez en su figura no estaba mal. Un bonito culo se entreveía entre los harapos de la ropa así como unos bonitos pechos.
La esclava mientras tanto pensaba otra cosa –ahora que hemos cenado me usara para satisfacerse y el ultimo castigo del anterior amo aun dejaba recuerdos en su sexo- pero volvió a entrar a la tienda aún temiéndose lo peor. El guerrero la miró a ella y se fijó en los harapos. Sin decir nada se fue hacia unos de los arcones de la tienda; y sacando un bonito vestido de seda en negro casi transparente, se lo entrego a la esclava. Y fríamente le ordenó:

- Póntelo y dame tu ropa.

La esclava se ruborizó, era la primera vez que se mostraría desnuda ante su nuevo señor. Pero ella era tan solo una esclava su deber era hacerlo. Se dio la vuelta y se desprendió de los harapos que tenía por ropa y se puso el traje que su nuevo señor le había dado. No estaba mal pensó cuando se lo vio puesto; unos pantalones de seda casi transparentes y una chaquetilla que dejaba intuir sus senos. Se ruborizó esa ropa era demasiado transparente; era mejor ir desnuda que con eso puesto: Pero no dijo nada.
Entrego los harapos a su señor y este salio por un momento de la tienda; en la primera hoguera que encontró los tiró. Cuando regreso a la tienda se encontró a la esclava de rodillas y temblando. Cogiendo su barbilla le dijo:

- ¿Qué tu sucede saco de huesos?

- Señor temo que me use.

- ¿Y por qué temes eso?

- El último castigo que me dio mi anterior amo fue muy duro. Si me usa me dolerá mucho mi señor.

- ¿Qué sucedió saco de huesos?

- Mi señor me da vergüenza decírselo,
- Soy tu señor, ¿no es así?

- Sí, mi señor.

- Entonces la vergueta no existe para ti ante mí. ¡Cuéntamelo!,

- Mi señor… Me negué a estar con un amigo de mi anterior dueño y el me castigó.

- ¿En qué forma? Volvió a insistir el guerrero.

- Mi señor fue al campo y cortó un haz de ortigas. Me tuvo sobre una mesa y me ató las manos, y mientras su amigo me mantenía las piernas abiertas frotó las ortigas contra mi sexo.

El guerrero sintió que la sangre se calentaba en su interior pero mantuvo la calma.

- ¿Algo mas saco de huesos?

- Mi señor… Su amigo se entretuvo en darme 20 correazos sobre mi sexo.

La sangre del guerrero ya no estaba caliente sino que hervía en sus venas. Pero dijo con voz suave:

- Muéstramelo saco de huesos.

La cara de la esclava se puso colorada de golpe.

- Mi señor… por favor…

- ¡Hazlo saco de huesos!

El tono del guerrero no permitía replica; la esclava se puso en pie, y bajando los pantalones del traje le mostró su sexo.
Lo que vio el guerrero le removió el alma. Sería un bonito sexo cuando la hinchazón de los labios bajase. Ahora mismo tan solo era un amasijo de carne roja. Manteniendo los pantalones bajados el guerrero preguntó:

- ¿Por qué te quiso arrancar la piel a tiras esta mañana?
– Mi señor antes de que usted llegara quiso usarme… Al no poder se enfado conmigo… Y ese era mi castigo.

El guerrero no dijo nada, tan solo se levanto y fue hacia el arcon anterior. Abrió la tapa y saco un tarro con mejunje verdoso. La verdad no tenía un buen olor, pero lo destapo y ordenó a la esclava:

- Abre bien las piernas saco de huesos.

La esclava se asustó por el tono; las abrió todo lo que pudo temiendo lo peor. Ese preparado era algo muy especial para guerrero. Lo hacían en un pueblo de las montañas; era un excelente antiinflamatorio. Al día siguiente el sexo de la esclava estaría bien. Y sin mediar palabra comenzó a extenderlo por los labios inflamados y rojos. Al principio la esclava sintió un frío muy fuerte en su sexo; un frío que le hacia temblar, pero se contuvo. Una vez acabado su trabajo el guerrero ordenó:
- Sube los pantalones y vete a tus pieles.

La esclava obedeció sin decir nada y se tumbo en las pieles. El guerrero procedió a fijar la cadena del collar al poste de la tienda y cerrarlo con un candado. La esclava sintió el calor de las pieles y un calor muy agradable en su sexo y poco a poco se fue quedando dormida. El guerrero una vez la esclava se durmió; Salió de la tienda y busco al hombre del carro. Lo encontró en una hoguera; y le dijo:

- Ve a mi tienda y cuida de mi esclava ni se te ocurra tocarle ni un pelo o tu cabeza rodara. Yo tengo que hacer una cosa antes del amanecer.


El hombre acompañó al guerrero hasta la tienda, y pensó. - esta noche dormiré entre pieles.

- Recuerda lo que te he dicho. Si le tocas un pelo tu cabeza caerá. Si no es así, mañana serás un poco más rico que hoy.

El hombre sabia que el guerrero hablaba en serio; lo había visto matar a hombres por mucho menos que tocar a su esclava.

- No se preocupe señor no pasara nada.

El guerrero ensilló el caballo y salió a galope tendido del campamento; en su cabeza había un solo objetivo. En una hora llegó a la aldea donde había comprado a la esclava. Buscó la casa y la encontró. Sacó la daga de su lugar y con ella en las manos entro sigilosamente a la casa. Lo que se encontró le revolvió las tripas. El tipo que le había vendido la esclava estaba durmiendo echado en una mesa, enfrente otro tipo. En otra mesa echada con la mitad del torso sobre la mesa había una joven esclava; por la dilatación de sus orificios había sido muy usada; así como azotada su espalda y su culo. El guerrero se acercó sigilosamente a los tipos y con un tajo certero en su cuello los mató. Ya no volverían a ver la luz de sol; ni a maltratar a ninguna otra esclava.
Una vez hecho esto y sabiendo cual era la ley; ya que la joven esclava seria acusada y lapidada, cortó las cuerdas de la esclava.
Tapando su boca abrió su collar y le musito:

- Desaparece antes que la gente se de cuenta de algo.

La joven esclava no se lo pensó dos veces y salió de la casa como alma que lleva el diablo. El guerrero se acercó a los tipos muertos; y rebuscando encontró cuatro de las cinco monedas que le había dado antes. Se las volvió a guardar en la bolsa y montando sobre su caballo salio a galope tendido.

Ya casi amanecía cuando volvió al campamento. Llevó el caballo en su sitio y le quito la silla, se acerco al hombre y lo despertó tapándole la boca:

- Ya te puedes ir.

Le dio dos monedas de oro.

- Efectivamente. Pensó el hombre. – Hoy soy mas rico que ayer. Y salió de la tienda.

El guerrero se acostó en las pieles y durmió un par de horas. Lo despertó el ruido de la cadena de su esclava moviéndose; y abriendo un ojo la miró. Ya estaba de rodillas; esperando que su señor despertar. Su mirada baja le impedía darse cuenta de que estaba siendo observada. El guerrero pensó:

– Lo que se ha sucedido esta noche a esos dos hombres, le sucederá a todo aquel que te haga daño. Yo soy tu señor.